Lo que Duele en Afganistán, Duele en todo el Mundo

"No más violencia"No más violencia contra la mujer en Afganistán – Foto: Courtney Body

Nos horrorizábamos hace un tiempo, con el vídeo de una mujer acusada de adulterio, que luego de ser maltratada y violada por dos comandantes afganos, fue ejecutada a sangre fría mientras un grupo de 100 hombres vitoreaba e invocaba el nombre de Allah. Terrible, injusto, salvaje, animal… Patriarcal.

Pienso :»Soy Feminista, en un un mundo hostil a la palabra mujer. Soy mujer, en un tiempo en que el Femicidio nos ha vuelto desechables…»

Así parece ser. Una mujer que espera su destino, el fin que decidieron otros. Otros que la violentan y luego la hacen responsable de ello. Otros que la ejecutan y luego la acribillan para que no quede ninguna duda de que está bien muerta. Como se hace con las ratas, con las plagas, con los gérmenes… Otros que vitorean su muerte, como cuando se caza una presa y que atribuyen a Dios su voluntad de quitar una vida.

No es Dios culpable de la violencia contra la mujer, sino lo que el Patriarcado ha hecho con la mujer en nombre de Dios. En el seno del Dios en el que creo, hay una mujer como yo, que ha sido silenciada, robada de la historia, negada como sujeto divino…

De las Mujeres, Nada…

Lo que duele de Afganistán es que a pesar de los discursos de supuesto progreso, las mujeres siguen siendo seres sin alma ni derechos.  Lo que duele es que muchos países del mundo parecen estar de acuerdo en este concepto. Según un artículo escrito por Teresa Mollá, se han reunido en Tokio, más de setenta países y organizaciones internacionales para donar a Afganistán la nada despreciable cifra de dieciséis mil millones de dólares para la reconstrucción.

Afganistán mantiene a las mujeres bajo la Burqa de la opresión masculina, con el permiso y colaboración de los mismos que rasgan vestiduras a favor de la guerra contra el extremismo. A cambio de esa importante cantidad de dinero, los países y organizaciones le han pedido al Presidente del Gobierno de Afganistán, Hamid Karzai, que combata la corrupción para que el dinero llegue a la ciudadanía, que se elabore un calendario para celebrar elecciones entre 2014 y 2015, que mejore la gestión pública y  la defensa de los derechos humanos.

Ni una sola palabra a la situación concreta de mujeres y niñas en aquella sociedad marcada por las reglas tribales y por las de los talibanes, que las consideran poco más que animales ¡Ellas son la mitad de la población, las madres y hermanas de la otra mitad! Pero nadie dice nada, porque los seres humanos más afectados por estos negocios y la «cooperación internacional», son mujeres. No son pozos de petróleo, minas de oro o depósitos de gas natural: Son mujeres.

Así que, sin que nadie poderoso se opusiera, más bien premiando la gestión de Karzai con millardos de dólares, este dictó leyes que significan un retroceso en los derechos de las mujeres: Derecho del marido a usar la violencia como medida disciplinar y la autorización a exigir relaciones sexuales a la mujer sin su consentimiento, lo que es igual a decir que el gobierno estimula la violación marital.

Hipócritas. Todos. Hacen de la Misoginia un privilegio divino del varón.

Suma y Sigue

La violencia contra la mujer, la violación, la trata con fines de explotación sexual, siguen aumentando y se convierten en parte del paisaje cotidiano. Un paisaje que se tiñe de sangre, dolor y ausencia por cada mujer que tiene que morir y/o sentir sobre sus hombros la opresiva carga de un patriarcado legitimado por el sistema socio-económico, por los medios de comunicación y las instituciones; por los estados orientales y occidentales, de todo color y régimen, que se convierten en los asesinos, proxenetas y opresores de la parte de la humanidad a la que pertenecemos cuando no oyen, o no quieren oír, nuestras demandas por mayor participación; cuando no saben, o no quieren saber, que nos está ocurriendo, como estamos muriendo.

Lo que duele en Afganistán, duele en todo el mundo. Sin importar el Dios en el que creamos- sin importar si creemos en Dios-  le duele a cada mujer consciente de que nuestro destino es común y por ahora, es muy violento. El Patriarcado es aliado de la guerra, de las democracias que reproducen la pobreza y la exclusión, del capitalismo y hasta de la cooperación internacional, que le permite a una parte del mundo legitimar la opresión sin sentirse tan culpables.

Sin embargo, en medio de tanta violencia y desolación, todavía hay mujeres y, como en la caja de Pandora, las mujeres son la esperanza… Una esperanza para sí mismas, para otras mujeres y para la humanidad. Cientos de mujeres afganas marcharon en Kabul (fotos), para pedir justicia a favor de la mujer ejecutada y protestar contra la violencia de género. Mujeres que me hacen pensar en unos versos de la poeta argentina Alejandra Pizarnik:

«Soy mujer.Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea. Es el calor de las otras mujeres, de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible, luchador, de piel suave y tierno corazón guerrero.»

Somos mujeres. Estamos aquí, exigiendo a gritos, la parte que nos corresponde del mundo; no vamos a callarnos la boca, ni a desaparecer.