Que sus nombres no se borren de la historia
En esta época de revoluciones sabemos que estas serán con las mujeres o no serán. Sin embargo, no son nuestros días los únicos que tienen el privilegio de ver a las mujeres en las primeras lineas de la lucha por los cambios sociales. Antes hubo otras, que abrieron el camino y con su testimonio de vida y sacrificio, permitieron que nuestros pasos, si bien nunca han sido fáciles, fuesen más seguros.
Un 5 de agosto, contra uno de los muros del cementerio de la Almudena, la máquina represora del Franquismo deshojó «Trece Rosas». Este es el nombre colectivo que se le dio a un grupo de trece muchachas, la mitad de ellas miembros de las JSU (Juventudes Socialistas Unificadas) fusiladas por el régimen en Madrid, el 5 de agosto de 1939, poco después de finalizar la Guerra Civil Española.
Sus edades estaban comprendidas entre los 18 y los 29 años.
El 29 de julio, Isaac Gabaldón, comandante de la Guardia Civil, inspector de policía militar de la 1ª Región Militar y encargado del «Archivo de Masonería y Comunismo» (archivo que agrupaba los documentos recopilados por el ejército de Franco en su avance durante la guerra) su hija de 18 años y su chófer, fueron asesinados en Talavera de la Reina, en un atentado cometido por tres militantes de las JSU.
En el Consejo de Guerra que se celebró el 3 de agosto (expediente 30.426) fueron juzgados 57 miembros de las JSU de los cuales 14 eran mujeres. Entre los acusados se encontraban los tres asesinos de Gabaldón, mientras que la mayoría del resto habían sido detenidos antes del atentado. En el juicio se dictaron 56 penas de muerte, librándose sólo una de las mujeres.
En el año 2004, los realizadores Verónica Vigil y José María Almela dirigieron un documental sobre los sucesos, Que mi nombre no se borre de la historia, cuyo título es la última frase de una de las condenadas en una carta dirigida a sus familiares.
Los acusados que no habían participado directamente en el atentado contra Gabaldón fueron acusados de reorganizar las JSU y el PCE para cometer actos delictivos contra el «orden social y jurídico de la nueva España» y condenados por «adhesión a la rebelión».
La mayoría de las ejecuciones (incluyendo las de «las Trece Rosas») tuvieron lugar en la madrugada del 5 de agosto de 1939, junto a la tapia del cementerio de la Almudena de Madrid, a 500 metros de la prisión de Las Ventas. Al día siguiente fueron fusilados los autores materiales del atentado.
El 3 de agosto de 1939 fueron juzgadas, por procedimiento sumarísimo a puerta cerrada, acusadas de pertenecer a las JSU y de repartir pasquines poco antes de la entrada de las tropas franquistas en Madrid, en marzo de ese mismo año.
En el juicio se les condenó a morir en un plazo de setenta y dos horas. Antes de cumplirse el plazo, el 5 de agosto, fueron fusiladas. En aquellos días la mayoría de edad estaba fijada a los 21 años, siete de las trece eran menores. Desde entonces, se les conoce como las Trece Rosas. Habían pedido morir junto a otros compañeros que iban a ser fusilados ese día, pero sus verdugos no accedieron a concederles ese último deseo.
Las jóvenes, dando prueba de una serenidad admirable, distribuyeron sus pertenencias entre las reclusas, tuvieron el valor de lavarse y peinarse, se pusieron sus más bonitos vestidos y esperaron con firmeza y sangre fría que vinieran a conducirlas a la capilla. Ya en capilla, les autorizaron a escribir una carta a sus familiares, y cada cual empezó a componer aquel recuerdo que hablaría de la monstruosa injusticia cometida.
Las muchachas consolaron a las otras reclusas que lloraban, asegurando que se sentían felices de dar su vida por una causa justa. Cuando vinieron sus verdugos las trece salieron gritando: «¡Viva la República!».
Ninguna de ellas había participado directamente en el crimen de Gabaldón. Sus nombres: Carmen Barrero Aguado ,Martina Barroso García,Blanca Brisac Vázquez, Pilar Bueno Ibáñez, Julia Conesa Conesa, Adelina García Casillas, Elena Gil Olaya, Virtudes González García, Ana López Gallego , Joaquina López Laffite, Dionisia Manzanero Salas, Victoria Muñoz García y Luisa Rodríguez de la Fuente. Trece Rosas fusiladas en Madrid. Puedes leer más sobre cada una de ellas aquí
Debe estar conectado para enviar un comentario.