¿Quieres Hablar de Esclavitud?

 

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Así que ¿Dices que el hiyab, los velos, los tocados de plumas, gele y turbantes son signos de esclavitud y retraso cultural, mi querida feminista blanca de tierras desarrolladas?

Vamos a hablar de esclavitud.

Hablemos por ejemplo:

Acerca de las mujeres en las «maquilas» en México que tienen que trabajar en turnos de nunca acabar para producir mercancías para tu consumo.

Acerca de las mujeres y las niñas en Bangladesh que destruyen sus manos y ojos cosiendo la ropa que vas a comprar en el próximo Viernes Negro (Oh, realmente compras en Viernes Negro, ¿no?)

Acerca de las mujeres en el sur de la India, explotadas como incubadoras, para dar a luz a los bebés que no puedes tener ni pagar en tu propio país del primer mundo.

Acerca de las mujeres de las zonas rurales de Colombia, violadas, aterrorizadas y expulsadas de sus tierras todos los días por fuerzas paramilitares pagadas con el dinero de tus impuestos para financiar «La Guerra contra la Droga».

Acerca de las mujeres indígenas en América del Sur, las mujeres Bereberes en el Sahara y las agricultoras en África y el Tercer Mundo (que producen la mayor parte de los alimentos que consumes) que ven cómo cada día, les falta la tierra, el agua y las semillas para satisfacer sus necesidades básicas, debido a los negocios de «innovación» de Monsanto, gigante voraz obsesionado por garantizar tu seguridad alimentaria a expensas de la escasez de millones de mujeres y sus familias.

Acerca de las mujeres musulmanas, cristianas y yazidis en Oriente Medio, vendidas por ISIS en el «Mercado de las concubinas» para convertirse en las esclavas sexuales de yihadistas occidentales que tienen suficientes euros, dólares y libras para pagar por ellas.

Por no hablar de:

Las mujeres en prisión en Arabia Saudí, país al que nunca se denuncia y nunca tendrá una primavera árabe por el miedo que tienes a quedarte sin aceite para tu coche.

Las mujeres víctimas de la violencia política financiada con dólares frescos procedentes de «La tierra de la libertad».

En mi país, la preocupación por nuestra esclavitud dejó a más de 3.000 víctimas de abusos sexuales y torturas, muchas mujeres asesinadas y muchas de nosotras extrañando a nuestros padres, hermanos, esposos e hijos.

Todas las mujeres del sur del mundo que tenemos que lidiar con la paliza sin fin sobre nuestra identidad, nuestra cultura y tradiciones para justificar las guerras y el neocolonialismo bajo conceptos retorcidos y desiguales de democracia.

¿Quieres hablar de la esclavitud del atuendo?

Comienza por analizar los privilegios que tienes gracias a la esclavitud diaria y no solicitada que millones de mujeres tienen que sufrir para sostener la libertad brutal de tu capitalismo imperialista.