¿Cómo Fue el Día de la Mujer en Afganistán?

Por Zahra Nader, reportera en Kabul para The New York Times.

En Afganistán, el Día Internacional de la Mujer comienza el 8 de marzo y se celebra aquí día tras día hasta finales de mes. A juzgar por la cantidad de eventos del Día de la Mujer  – fiestas, ceremonias de premios, conferencias, mesas redondas y conciertos – pareciera que las mujeres en Afganistán lo estan haciendo bastante bien.

Pero Afganistán tiene una de las tasas de mortalidad materna más altas del mundo, según Naciones Unidas . Y el índice de igualdad de género del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo clasifica a Afganistán en el lugar 152 de entre 155 países.

A las mujeres se les permite trabajar, estudiar y salir de la casa, todo lo cual fue completamente prohibido durante la era de los talibanes. Pero en la práctica, en la mayoría de los lugares fuera de las grandes ciudades, tales libertades son todavía muy limitadas o incluso inexistentes.

Una de las invitaciones que recibí fue de un grupo del que rara vez había oído hablar, el consejo de periodistas de Afganistán, que estaba honrando a 30 mujeres, en su mayoría periodistas, incluida yo. El consejo no tiene un sitio web, sólo una página no muy activa en Facebook, pero celebra conferencias ocasionales.

La ceremonia fue un poco decepcionante. El presentador no pudo pronunciar el nombre de mi organización de noticias ni los nombres de muchas de las mujeres periodistas. Muchos de las «homenajeadas» no asistieron. Los organizadores entregaron flores rojas y pañuelos para la cabeza, aunque pocas mujeres en Afganistán necesitan más de esto.

Nooria Ashraf, encargada de asuntos relacionados con la mujer en el consejo, se quejó de lo difícil que era recaudar dinero para comprar los pañuelos de cabeza, y lo preocupada que estaba por las personas de la televisión local que a veces se visten «inapropiadamente».

El Comité de Seguridad para los Periodistas Afganos, que hace un importante trabajo de defensa del gremio, también quiso honrarme a mí ya otras 99 mujeres en el periodismo. Nos dieron flores rojas, pero con cuadernos en vez de bufandas.

Pocas personas en Afganistán conocen el verdadero significado y la historia del Día Internacional de la Mujer, que pretende reconocer la larga historia de la lucha de las mujeres por la emancipación. Muchos aquí piensan que es un día como el Día de la Madre y que deben dar regalos a sus madres, esposas e incluso a sus colegas femeninas – especialmente pañuelos para la cabeza.

Para muchas mujeres en Afganistán, el día es un recordatorio no tanto de cuánto han avanzado, sino de cuánto más hay que avanzar.

El otro día estaba en la calle informando sobre un atentado suicida. Los policías e incluso algunos de los periodistas varones en la escena insistian en preguntarme qué estaba haciendo, como si estuviera ocupando un puesto indecoroso para una mujer. Los más amables estaban preocupados por mi incapacidad de lidiar con la experiencia. Los más rudos sentían que estaba saliendo de mi carril.

Un funcionario sugirió que era peligroso para mí salir tan tarde por la noche.

No es fácil ser una mujer periodista en Afganistán. No es fácil ser una mujer aquí, en todo caso. Pero para muchas mujeres afganas, eso no es lo que aparece en todas estas celebraciones. A menudo, muchas instituciones utilizan el Día de la Mujer para mostrar una cara progresista, pero sólo por un día.

 Sahar Fetrat, una cineasta y activista por los derechos de las mujeres, dijo:

En cada Día Internacional de la Mujer, sigo pensando en lo reprimidas que estamos dentro de esta sociedad patriarcal. Las celebraciones simbólicas, las flores, los regalos y algunas palabras de empatía y simpatía siempre se dan a las mujeres cada 8 de marzo, mientras que en el mismo día, el sexismo, la desigualdad, el acoso y la violencia contra las mujeres gritan desde todas las calles y rincones de este país.

Los activistas dicen que a los donantes les resulta fácil dar dinero para las celebraciones, que nadie critica, mientras que es mucho más difícil apoyar programas que producen cambios reales y,  por lo tanto, polémicos.

«No queremos conseguir flores y llevar velos», dijo Zubaida Akbar, una defensora de los derechos de la mujer. «En cambio, queremos respeto como seres humanos».

Casi mil millones de dólares de ayuda externa a Afganistán, tal vez más, se han dedicado a programas destinados a mejorar la vida de las mujeres. Pero según un nuevo informe de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán, la violencia contra las mujeres ha aumentado un 8,6 por ciento este año.

Mientras tanto, si bien muchas mujeres se burlan del regalo de los pañuelos para la cabeza, al menos se conforman de que no se les esten dando burqas.

Traducido por Vanessa Rivera de la Fuente.