Media Luna: Película sobre la Opresión del Pueblo Kurdo en la Voz de una Mujer

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Esta realización fue galardonada con la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián en 2007, uno de los cinco festivales de cine más importantes del mundo. Este logro vino a acrecentar el prestigio en el ambiente artístico internacional que Bhaman Ghobadi venía forjando desde su primer largometraje, Un tiempo de caballos borrachos, premiado con el galardón de La cámara de Oro de Cannes en el 2000, y con la Concha de Oro que recibió por Las tortugas también vuelan en 2004.

Mamo (Ismael Ghaffari), es un mítico cantante kurdo que quiere ir al Kurdistán iraquí a dar un concierto que sirva para hacer rebrotar la cultura kurda en una zona que sufrió una más que dura represión por parte del régimen de Saddam.

La película relata el viaje que emprende el reconocido músico kurdo Mamo desde el Kurdistán iraní al iraquí para realizar un concierto. Este viaje es realizado en un autobús escolar conducido por uno de sus más fieles admiradores, Kako. Para realizar el concierto, Mamo debe primero reunir a sus diez hijos dispersos por el Kurdistán iraní y así completar su orquesta. Este viaje, que sería prácticamente la expresión de la última voluntad de Mamo, expresa el constante devenir del pueblo kurdo por las montañas de su territorio, siempre confinado a cruzar fronteras para poder encontrase con parte de su identidad, de su raíces históricas, o simplemente para hacerse con bienes materiales más allá de los bordes artificiales

En Media Luna, las mujeres ocupan un lugar clave. Mamo tiene en su mente desde hace años la voz celestial de una mujer, Hesho, con quien tocó tiempo atrás y a quien no ha podido olvidar por la magia de su canto. Por eso decide que Hesho debe ser la voz que interprete su música en su concierto. Pero esa voz, como dice Mamo, es “una voz que fue asesinada, que fue extinguida”. Hesho está recluida junto a otras 1334 mujeres en un pueblo, en donde son las únicas habitantes, aisladas por el sólo hecho de ser cantantes.

Para Mamo no hay concierto posible sin la participación principal de una voz femenina. Pero como con esto transgrede severamente las reglas iraníes, Hesho debe atravesar los controles policiales escondida bajo el piso del autobús, como si de en un ataúd se tratase. Exiliada, recluida, imposibilitada de expresar lo sublime y liberador de la música y del canto, el viaje de Hesho bajo el piso del autobús expresa la muerte en vida de millones de mujeres “extinguidas”, dominadas por un sistema patriarcal que impera en los distintos Estados, como también en la estructura feudal-tribal tradicional de las comunidades kurdas.

Ghobadi se reivindica como un cineasta kurdo que realiza cine para los kurdos. Aunque la realidad social y material del Kurdistán, como destaca el realizador, impida que su población pueda mayoritariamente ver su cine, o cualquier película en general, podemos entender la obra de Bhaman Ghobadi como un elemento importante para la difusión masiva de la cultura kurda fuera de sus fronteras, mostrando de manera impactante, para la mirada “occidental”, sus condiciones de existencia y resistencia. Sobre esta base, y en la medida en que los artistas kurdos sean parte del proceso de liberación de las cadenas que asfixian a su pueblo en su totalidad, podrá resolverse la contradicción planteada entre existencia posible o no de un cine kurdo, dando un pleno desarrollo a sus posibilidades materiales y creativas.