El Feminismo Islámico o Musulmán toma como fundamentos los preceptos universales del Corán para llevar a cabo un activismo comprometido a favor de la justicia de género, tanto para las mujeres musulmanas en sus sociedades de origen como para la inclusión sin discriminación de las musulmanas en países occidentales. Uno de los prejuicios más comunes sobre el Feminismo Islámico, como basa su paradigma en el Corán, es el que le acusa de ser un oxymoron y de «promover la Sharia».
Pero ¿Qué es exactamente la Sharia?
El Equivoco de la Sharia
Sharia, es una palabra árabe cuya raíz etimológica significa «camino a la fuente», por lo tanto, está relacionada con conceptos como «origen», «via», «recorrido», «sendero», «principios», entre otros. para Souad El Hadri significa «el mejor camino a seguir»
De acuerdo a esto, SHARIA es el conjunto de principios rectores de la vida del musulmán, los cuales figuran en el Corán o el mejor camino a seguir en una situación dada.
Según los fundamentos de la filosofía islámica, el mayor atributo de los Divino es la Rahma o Misericordia. La Sharia, por lo tanto, es el conjunto de principios o fundamentos que rigen la vida islámica y que hacen posible la expresión de la Misericordia de Dios. Ya que el Islam se describe a sí mismo como un mensaje para toda la humanidad, estos fundamentos son universales, deben ser comprensibles y aplicables para todos los seres humanos, en todas las épocas y sociedades.
De acuerdo a Amina Wadud, Feminista islámica y estudiosa del Corán, la Sharia no son leyes especificas sino un conjunto de valores como la Justicia, Honestidad, Igualdad, Libertad, entre otros. Entonces ¿Cómo llegamos a esta Sharia con leyes estrictas y misóginas que vemos por TV?
Para Wadud, hay que considerar la diferencia que existe entre el valor en sí, lo que este representa como ideal y la manera en que se interpreta e implementa en concreto, lo cual depende del contexto social y político, del conocimiento de quien lee y hasta de sus motivaciones personales.
La Sharia como Ley del Estado
Lo que se llama tan fácilmente Sharia o «Ley Islámica» incluye muchos sistemas de justicia y constituciones diversas. Estos códigos legales son producto de la interpretación religiosa, la historia y evolución socio-política particular de cada estado; han intervenido los poderes fácticos, procesos sociales, históricos, coloniales, ideologías políticas y otros factores.
El Islam no es monolítico y tiene muchas ramas de pensamiento y distintas escuelas jurídicas. Hay países como Arabia Saudita que adhieren a un legalismo conservador; en otros, como los del Mediterráneo, existe una mayor apertura. Está el caso de Turquía que, siendo un país con mayoría de población musulmana, se secularizó a principios del siglo XX. Si existiera una sola Sharia, de la forma universal y monolítica en que la concibe occidente, todos los países operarían igual. Pero no es así.
Por ejemplo: Las leyes que eximen o reducen el castigo de un hombre que asesine bajo la figura de «emoción violenta» provienen del Código Napoléonico, al igual que aquellas normas que permiten «subsanar» el delito de violación mediante el matrimonio con la víctima. Ambas se citan a menudo en la prensa como ejemplo de la «Sharia islámica». Sin embargo, estos preceptos legales, heredados del colonialismo europeo, también fueron norma en Chile, por citar un caso, hasta avanzado el siglo XX. En Perú, la misma ley se derogo sólo hace algunos años.
La Sharia es el Patriarcado
Indiscutiblemente, los sistemas legales de muchos países musulmanes no están a la altura de las garantías reconocidas a nivel internacional en contra de la discriminación de las mujeres. Pero, ¿Es esto responsabilidad exclusiva de la religión?
Mientras que el Corán no hace obligatorio el uso del pañuelo islámico o hiyab, en varios países arabo-musulmanes existen leyes coercitivas con respecto a la vestimenta de la mujer y su presencia en el espacio público. A pesar de que el Corán reconoce a las mujeres el derecho a participar en la vida política de su comunidad, en muchos países islámicos ellas tienen reducidos sus derechos políticos, cuando no, totalmente negados. Si bien el Corán no exige la mutilación genital de las niñas, esta es una práctica extendida en la región MENA.
El Patriarcado es la «Sharia» de la civilización misógina universal en la que vivimos.
Desde los Feminismos Islámicos se busca desafiar esta «Sharia» que es producto de interpretaciones machistas, realizadas por personas aún más machistas y promover marcos interpretativos basados en la «Sharia del Corán» con el fin de instalar una visión que incluya la igualdad social y la justicia de género, que sea «el mejor camino a seguir» para todxs, con plena libertad espiritual.
Las interpretaciones machistas del Corán, influyen en las leyes que existen en los países musulmanes, pero no son la única causa de la discriminación de las mujeres. La opresión femenina es siempre interseccional. La religión es un factor, pero no el único. Hablar del Islam como un elemento opresor sin dar cuenta de la responsabilidad de los actores estatales o las élites y sus líderes en ello, es contraproducente y sesgado. No es posible transformar las interpretaciones religiosas si la voz de las mujeres en estas materias es prohibida o negada. No es posible vivir la justicia de género si la vida social se organiza en base el sexismo y la misoginia.